Por Redacción
El sábado 16 de agosto quedó claro que en el panismo de Pénjamo las formas se han perdido y los intereses se imponen. La intentona de Ricardo Olmedo por reventar la reunión en la Casa de la Cultura —donde se buscaba construir unidad entre liderazgos— fue la gota que derramó el vaso: el todavía presidente del comité municipal quedó fuera de la jugada.
Y es que Olmedo carga con la losa de lo que muchos consideran la peor derrota electoral del PAN en Pénjamo. Con todo el apoyo económico y político que Diego Sinhue destinó al candidato Goyo Mendoza, la campaña terminó en un estrepitoso fracaso. Esa derrota, sumada a su incapacidad de tender puentes al interior del partido, hace insostenible su permanencia.
En contraste, el nombre de Miguel Herrera suena con fuerza. Exregidor y presidente municipal interino durante la licencia de Goyo Mendoza, Herrera no solo conoce los pasillos del poder, sino que ha demostrado disciplina y obediencia hacia el grupo que manda.
No es poca cosa en un PAN donde las lealtades pesan más que los resultados.
Durante la campaña de Mendoza, mientras Goyo se “dedicaba” a hacer campaña, siendo Miguel, el presidente interino, se le veía a Goyo en las oficinas de Presidencia por la noche, tomando las decisiones, nunca soltó el timón.
En resumen: Ricardo Olmedo ya no repite. La silla del PAN en Pénjamo está reservada para quien sí cumple con los tres mandamientos de su grupo: ser leal, ser obediente y defender a Goyo Mendoza. El resto, sobra.
Pero solo falta una cosa, falta que lo dejen…
